La ortografía del español se fijó RECIÉN en el siglo XIX. Como se puede leer en el prólogo de la Ortografía de la lengua española de la Real Academia Española, última edición, de 1999, algunos profesores madrileños de primaria, en 1843, quisieron simplificar la ortografía y suprimieron la h, la v y la q, entre otras. Como habían empezado a aplicar estas nuevas reglas en sus escuelas, preocuparon a la Academia, la que impuso inmediatamente su criterio conservador, basado en la etimología de las palabras, aunque la etimología sigue siendo un criterio totalmente inconsistente.
Andrés Bello decía que mantener unas letras por amor a las etimologías le parecía tan absurdo como querer mantener escombros de un edificio viejo dentro del nuevo para acordarnos de cómo era el Viejo.
(¡Andrés Bello fue uno de los más célebres humanistas de América!)